Temporada de Vendimia 2025

El otoño es el momento ideal para disfrutar del vino sin prisas. Llámalo vendimia o temporada de vendimia: catas, fiestas de pueblo, cine y almuerzos largos entre septiembre y noviembre. La idea es sencilla: trayectos cortos, buen horario y días que mezclan museos, brisa marina y una copa servida por quien la elabora.

Montpellier y Languedoc

Montpellier funciona muy bien como base: viñedo de día y ciudad de noche. A finales de noviembre, los productores salen al centro histórico y el ambiente es más de conversación que de multitud. Empieza en el Musée Fabre, sigue con ostras y una copa de picpoul y reserva una hora para la playa de Villeneuve‑lès‑Maguelone. Hoteles y restaurantes quedan a pie; aparca el coche y disfruta del ritmo.

Costa Brava y Empordà

Empordà pide un plan de tres tiempos: baño temprano, pueblos medievales al mediodía y catas al final de la tarde. Entre septiembre y principios de octubre, los patios se llenan de música y bodegas abiertas. La garnacha (garnatxa) y la cariñena marcan el estilo; con una ración de anchoas y tomate basta.

Maresme y Alella

Tras la vendimia, Alella respira calma. Reserva catas con antelación, prueba la pansa blanca (xarel·lo) y pasea por los suelos arenosos que miran al mar. Un par de casas modernistas dan contexto y en El Masnou te espera un buen arroz o pescado. El tren desde Barcelona lo convierte en medio día perfecto: salida después del desayuno y regreso antes del atardecer.

San Sebastián y la Costa del Txakoli

Las laderas de txakoli en Getaria y Zarautz caen hacia el océano y las catas están cerca entre sí. A principios de octubre, el Kursaal acoge Gastronomika; en noviembre, la Behobia anima los bulevares. Mírala desde una mesa con una ración de gildas y una copa fresca, y luego pasea por la Parte Vieja para un recorrido breve de pintxos. Cultura y costa a minutos de distancia.

Tarragona, Montsant y Priorat

A una o dos horas tierra adentro, pizarra y olivos marcan otro ritmo. A comienzos de otoño, los pueblos celebran sus fiestas de vendimia; a principios de noviembre, Terra Alta centra la atención con su feria del vino y un programa de cine ligado al viñedo. Usa la Tarragona romana como base—anfiteatro, museos, restaurantes fiables—y añade una bodega al día. Carreteras curvas: agenda ligera, comidas largas y mejores vistas.

Sitges y el Garraf

Sitges mantiene el tono sociable. La Malvasía de Sitges es el hilo local y las catas encajan entre un desayuno frente al mar y un paseo por el paseo marítimo. A media hora tierra adentro, el Penedès ofrece un desvío con mucho espumoso a comienzos de octubre; a mediados de mes, el Festival de Cine de Sitges llena la agenda. Todo está cerca; conviene reservar en fin de semana. El atardecer pide una copa más.

Galicia: Rías Baixas, Ribeiro, Ribeira Sacra y Valdeorras

En la costa atlántica, las mañanas son frescas y el marisco está en su mejor punto. Rías Baixas propone visitas guiadas de vendimia a mediados de septiembre; Ribeira Sacra compite con un paseo en barco por el Sil y una cata en terraza con vistas al río. Octubre trae el ambiente festivo de Lugo; a mediados de noviembre, Ourense celebra el Magosto con castañas y vino nuevo. El albariño es brillante y salino; el godello es más amplio, con notas de hinojo.